lunes, 25 de enero de 2010

A través de tus ojos.

¡Qué delgada es la línea que nos separa!
¿Cómo saber lo que piensas, lo que sueñas, lo que escondes?
¿Llegará el día en que veré a través de tus ojos?
¿Podrás ver el mundo a través de los mios,
sentir lo que siento, saber lo que callo?
¿Podrá nuestra memoria albergar recuerdos gratos,
sensaciones mutuas, momentos compartidos?
¿O acaso estamos destinados a nunca saber el uno del otro
mirarnos desde lejos, anhelando sentir, saber?
Esperando un día que nunca llegará,
el día que tus labios finalmente rocen mis labios,
y tus manos tomen las mías, y te tenga tan cerca,
tan cerca, que al fin seré capaz de ver
a través de tus ojos.

martes, 12 de enero de 2010

El final del verano.

Cuando lo vi de nuevo no podía creer lo mucho que extrañaba esos ojos de gato, tan vivos, tan penetrantes. Le dí la mano. Besó mi mejilla. Había olvidado lo bello que es sentir el calor de unos labios en la piel. En realidad, cuando lo pienso bien, creo que me he olvidado muchas cosas.

Él siempre ha sido tan gentil conmigo, siempre tan risueño y dispuesto. A veces pienso que no podría jamás encontrar a alguien como él. Sin embargo…

Caminamos lento por el parque. como queriendo desacelerar el tiempo, sin soltarnos las manos. Él se aferraba a mi como un chiquillo que no quiere perder a su madre en medio de una muchedumbre. Me provoca tanta ternura.

El verano estaba por terminar y el día no podía ser mas perfecto. Sentados bajo un árbol, entre sus brazos. Yo dormitaba mientras él jugaba con mi cabello. Sonreía con los ojos cerrados, mientras imaginaba la enorme sonrisa que se dibujaba en su rostro. Ninguna palabra estropeo el momento, el silencio era mágico, casi de ensueño. El cielo empezaba a tornarse rojo y nos volvimos cómplices con un beso.

Desperté y vi su espalda desnuda frente a mí. Conté en silencio sus lunares y ahogué una pequeña risa. Lo observé respirar, y me quedé a su lado contemplando su sueño, tan tranquilo y apacible. Qué envidia.

Salí lentamente de la cama. Me puse la falda.

No me atreví a decir adiós.